Hoy en día no cabe ninguna duda que la participación en las redes sociales y plataformas forma parte de la vida cotidiana de las personas. Todos estamos conectados por nuestro móvil a WhatsApp, Facebook, Instagram, Twitter, YouTube. Es algo habitual en nuestras vidas.
Es una forma de transmitir a los demás nuestras inquietudes, nuestras actividades, nuestras relaciones sociales. También una ventana al mundo para decir lo que pensamos, o lo que queremos que se sepa de nosotros. Un espacio para intercambiar conocimientos, experiencias o encontrar y entablar nuevas amistades.
Son poderosos instrumentos que favorecen las relaciones de comunicación con el exterior. Las personas con discapacidad tienen mucho que aportar en estos medios, es una forma clara de integración y normalización.
Ahora bien, este mayor acceso y uso de las redes sociales también puede venir acompañado de importantes riesgos que, a un colectivo especialmente vulnerable puede llegar a afectar más peligrosamente.
Por este motivo y gracias a la colaboración de la Consejería de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación -desde enero y en un periodo de tres meses- desde el área de Comunicación se está formando a grupos reducidos de residentes que tienen acceso a redes sociales. “Es importante que las personas que atendemos conozcan las utilidades, los riesgos y le den un uso adecuado razonable.” comentaba Inmaculada Montilla, responsable del área. “Además de informar, hay que educar en el uso correcto de las redes. Es importante que tomen conciencia que todo aquello que colguemos queda en acceso libre para todos, con los consiguientes riesgos y peligros a los que se enfrentan”.