Aljibe del Rey

Ayer tuvimos la suerte de acercarnos a nuestro barrio del Albaicín para conocer y visitar el mayor aljibe del S. IX, el Carmen del Aljibe del Rey, ubicado en la Placeta del Cristo de las Azucenas, restaurado recientemente y siendo la actual sede de la Fundación Agua Granada y albergando, el Centro de Interpretación del Agua.

En la visita guiada por Javier,  monitor conocedor a fondo de la historia y de lo que el agua es para la ciudad de Granada desde tiempos antiguos, nos muestra y explica el aprovechamiento y utilidad del agua, las fuentes, el avanzado sistema de abastecimiento que se tenía en la época andalusí, las acequias y más concretamente, la acequia de Aynadamar, que era la encargada de transportar el agua desde Alfacar de su Fuente Grande hasta el barrio del Albaicín y abastecer de agua a todo el barrio y la ciudad de Granada. En una maqueta nos presenta la red de aljibes que se construyeron en el barrio, nos cuenta curiosidades, como que siempre que nos topemos con una iglesia, en nuestro paseo por este enigmático y espectacular barrio, encontraremos un aljibe, pues en tiempo de la invasión musulmana las actuales iglesias eran mezquitas, lugares donde los musulmanes acudían a sus rezos, antes era obligatoria purificarse con agua, de ahí que cada mezquita tuviera un aljibe.

Pasear y conocer las dependencias y rincones del Aljibe nos ha hecho transportarnos a otra época y descubrir por qué el Albaicín fue el entorno elegido por los musulmanes para asentarse, las vistas impresionantes que se pueden disfrutar desde este lugar como las cumbres de Sierra Nevada, las torre de la alcazaba de la Alhambra,  el Convento de Santa Isabel la Real o las antiguas murallas de la ciudad que sirvieron de protección, nos han permitido activar nuestros sentidos de la vista para ver estas maravillas, el olfato para disfrutar por nuestro paseo por los jardines del aljibe y oler a azahar, a hierbabuena, a tomillo, a orégano, a lavanda, el tacto, sintiendo la frescura de los limones en el limonero y las naranjas en el naranjo, el oído, escuchando el sonido de las fuentes, el transcurrir del agua por la acequia y el goteo para pasar de un estanque a otro, el cantar de los pajarillos, que con la llegada temprana de la primavera nos deleitan y acompañan en la visita por el jardín.

Y por último la vista al sótano donde después de bajar, con alguna dificultad, unas  angostas escaleras  y un tanto empinadas, somos capaces de disfrutar de un espacio increíble, donde se guardaba el agua y aprendemos curiosidades como que lleno de agua, el aljibe, los musulmanes echaban anguilas con el fin de que se movieran continuamente por el agua y hacer que ésta pudiera ser utilizada en todo momento y no estancarse.

Disfrutar de este monumento y de este entorno en el primer día de la primavera en nuestra ciudad de Granada ha sido todo un lujo que nos ha cargado de pilas y se han alimentado nuestros sentidos para seguir caminando con fuerza en lo que queda de trimestre y continuar aprendido sobre todo lo que nuestra ciudad esconde.

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