Cumplir con los protocolos de higiene, de seguridad, normas sanitarias, recomendaciones del Ministerio de Sanidad, y de la Junta de Andalucía… ha sido una barrera para el covid, pero también lo ha sido en el desarrollo de vida en nuestros recursos residenciales.
La necesidad de reorganizar toda la programación de los centros residenciales obligó a restringir muchos de los programas de intervención que están destinados a mejorar su calidad de vida. Son los daños colaterales que se comenzaron a vivir a partir del confinamiento de marzo. En todo ese periodo no han podido elegir actividades significativas para ellos. No han podido tomar decisiones sin tener en cuenta la realidad actual de pandemia, por su seguridad y la de los demás.
Desde Terapia Ocupacional de RDP, creen que es el momento adoptar medidas proactivas, retomando estos programas que los empoderan. Desde el pasado mes de marzo y hasta el mes de junio incluido, se está desarrollando de forma presencial, una formación basada en la Guía de Calidad de Vida y Autodeterminación de Plena Inclusión y en la escala Gencat de calidad de vida.
De estos cursos se benefician los grupos de autogestores de Residencia de adultos y RDP. Se fomenta el trabajo en grupo telemático entre usuarios de ambas residencias, dando la oportunidad de compartir experiencias, contribuyendo en el desarrollo emocional, fortaleciendo la autoestima y el sentimiento de valía.
“La calidad de vida aumenta dando el poder a las personas de participar en decisiones que afectan a sus vidas” comentaba Saray Muñoz, terapeuta del centro. “Luchamos para que las opiniones y decisiones de cada una de las personas que viven en nuestros recursos residenciales, sean escuchadas y valoradas como las de cualquier otro.”