Hace unos días, un grupo de chicos de Residencia de Menores acudieron a la Casa García de Viedma de Armilla, para conocer «La Fábrica de Coloricuentos», una aventura cultural -creada y dirigida por Clara Peñalver- donde se dan la mano las artes escénicas, la escritura, ilustración, diversión y el aprendizaje.
Al llegar allí se introdujeron en otro mundo, lleno de magia y colores, orientado al desarrollo y estímulo de la inteligencia emocional utilizando como vehículo la creación de cuentos y el teatro. Como principal objetivo: que las mentes que acuden se diviertan y creen cosas nuevas a la vez que crecen en valores y sentimientos de pertenencia a un grupo en el que cada uno es igual de importante que el papel que juegan los demás.
Nada más llegar presenciaron un cuento teatralizado que les encantó. Conocieron al señor Mica y la señora Tarina, los ilustres dueños de la Fábrica, que ponen en marcha una de las historias confeccionadas por sus máquinas con el fin de comprobar si tiene la calidad suficiente para ser enviada a alguna mente escritora.
Tarina, creativa y alocada, manejaba a los personajes, mientras Mica, serio y comedido, trató de poner orden. Después llegó lo más esperado, se adentraron en la fábrica. A través del juego vieron todas las maquinarias que crean cada parte de los cuentos: los personales, los escenarios, el desarrollo, el desenlace…
Lo que más les llamó la atención fueron los personajes pues cada uno de ellos era de un color que representaba un sentimiento. Los personajes rojos eran irascibles, con poca paciencia y algo gritones cuando se enfadan; los personajes azules representaban la timidez y son muy miedosos, los verdes alegres y amables y los amarillos por su parte, son eufóricos y algo desordenados.
Para terminar les obsequiaron con tarjetas de distintos personajes, desenlaces y escenarios para que ellos mismos crearan sus propias historias. El equipo que les atendieron fue excepcional y volvieron a casa contentos y muy divertidos.