Los incandescentes fogones se llenan de castañas para celebrar este famoso festejo popular. Se cuenta que durante la noche de todos los Santos, vigilia del día de los difuntos, las campanas de las iglesias tocaban toda la noche para avisar a la gente que había llegado la hora de rezar a los difuntos. Amigos y familiares acompañaban a los campaneros en su tarea, mientras compartían este fruto otoñal de gran valor energético por excelencia, asadas para soportar mejor el frío. Nuestros chicos mucho frío no tenían, pero igualmente han dado especial cuenta a las castañas recién hechas.
En los talleres de jardinería están en plenas labores de recolección, y los frutos como el membrillo han dado paso a un manjar que también ha lucido con brillo propio en estas reuniones. La carne de membrillo ha sido todo un éxito.
Y como en la diversidad está la riqueza, no podían faltar los alimentos graciosamente decorados para la fiesta infantil anglosajona de Halloween, con frutos de la época como mandarinas, granadas, boniatos y uvas.
Todo un festival culinario y gastronómico que ha sido, sin duda, delicia de todos.