«Me atrevo a compartir una experiencia nunca soñada ni esperada. Soy una persona joven, joven tanto en edad como en vida religiosa, y cuando me enfrento a problemas difíciles, a menudo me siento preocupada y algo asustada. Así fue cuando, la Superiora me dijo de venir a una comunidad a España a practicar español y aprender nuevas formas de cuidar a los niños con discapacidad. Estaba muy preocupada, tenía que venir a un lugar completamente nuevo. Y la novedad me llenó de sorpresas.
Durante seis meses he estado en la Comunidad de San Miguel, Madrid, allí fui a una academia a estudiar español y después lo perfeccionaba en casa con la ayuda de una hermana. Si venir a España fue una gran sorpresa, mayor ha sido venir a Granada donde la misión que se realiza es la misma que vivimos en Vietnam, “atención a niños y algunos adultos con discapacidad”.
No puedo por menos de agradecer al Señor y a la Congregación me de la oportunidad de vivir en la tierra de las Fundadoras, lo cual es una bendición para mí y creo que también es un regalo que Dios me da haciéndome ver qué es lo que El quiere que haga, un signo para que yo realice la misión de la Congregación en esta tierra fuente de la Hospitalidad y después lo lleve a mi país.
Lo que vivo y recibo de las Hermanas de comunidad, me permite comprender y aprender más la historia de la Congregación, profundizar las Constituciones y nuestra espiritualidad, también resaltar las virtudes de las Fundadoras. Veo cómo las hermanas son las personas que con su presencia llevan entusiasmo, viven la hospitalidad en un centro especial y de una manera que reflejan los valores con unas características que les distingue por su forma de ser y actuar, son amables, sencillas, humildes, generosas, siempre alegres y que acogen con ternura a los demás. Lo que siempre me da una sensación de confianza y estímulo en mi vida diaria y me ayuda a tener una visión amplia, universal y visualizar un futuro esperanzador en la Congregación. Las visitas a las hermanas de la comunidad y residencia de Málaga, la fidelidad de tantos años de vida religiosa me dice lo importante que es ser Hospitalaria, me enorgullezco de serlo.
Todas las personas del centro me han ayudado mucho y siempre me han animado a aprender el español y a realizar actividades que después puedo enseñar y hacer en mi país. Mi experiencia del paso por el Colegio y la Unidad de Día, es muy rica. He podido interactuar con los maestros y cuidadores en distintas aulas y talleres, comprobar su implicación y respeto a la persona, ver distintos perfiles de niños y adultos, contactar con ellos y ayudarlos me ha hecho apreciar más y mejor la naturaleza de la hospitalidad. El cuidado y enseñanza a niños y adultos con discapacidad les permiten reconocer, comprender y aceptar que todo en la vida no es fácil, requiere mucho tiempo, mucha paciencia y gran amor para poder hacerlo, un amor que para mí puede ser un amor maternal, como una madre que gasta todo lo mejor para sus hijos.
Me ha sorprendido cómo valoran de las cosas pequeñas, lo más normal en la vida puede decirse que es tirar muchas cosas, aquí en el centro los maestros y todo el personal aprovechan, reciclan mucho los materiales creado herramientas útiles para el uso diario.
Otra experiencia importante ha sido la relación con las Parroquias cercanas al centro, participar en las eucaristías de cada día y los domingos acompañando a un grupo de usuarios, ellos se sienten protagonistas y tanto los párrocos como muchos feligreses les acogen y echan en falta cuando no les ven. Ha sido sorpresa ver la pobreza material y poca asistencia de personas a las celebraciones. Pero a la vez el encontrarme con otras personas, hablar con ellas me da alegría y entusiasmo, me hace sentir más de este país.
Y no por ser el final es menos importante sino todo lo contrario. ¡Cómo no mencionar las visitas en el itinerario hospitalario!: Sacromonte, parroquia Santos Justo y Pastor, Basílica de San Juan de Dios, Casa de los Pisa etc. otros lugares religiosos y culturales de la ciudad como la Catedral, Capilla Real, mirador de San Cristóbal, procesiones de Semana Santa, día de las Cruces, Corpus, parque de García Lorca etc. toda una belleza…
¡Fantástico el cielo, Sierra Nevada y paisajes que iluminan la vida de nuestros orígenes en Granada!.
La experiencia en Granada ha tenido un principio sin fin… Sí, se inició con la colaboración de todos apoyando en las mejoras de las casas de Vietnam, enviando no solo materiales sino también la presencia nunca olvidada de Inma Garrido. En nombre de las hermanas y de los niños vietnamitas muchas gracias = Cam on.
Este relato es una mínima parte de lo recibido. Hasta tengo la suerte de Renovar mis votos de Consagración el día 13 de agosto en la mejor casa de la Congregación para descubrir y apreciar el Carisma hospitalario.
Muy agradecida a todos.»
María Thi Lua